Sunday, November 12, 2006

Sitio arqueológico, oráculo y ser divino

La costa del Perú es un extenso desierto. Afortunadeamente, este paisaje adverso para el hombre se ve matizado por ríos que se forman en los glaciares de los Andes. Lima fue fundada en el valle del río Rímac, pero el verdor de antaño ha sido reemplazado por el cemento y el asfalto.

El valle de Lurín, a 36 kilómetros al sur del Centro Histórico de Lima, no sólo conserva el verdor de un típico valle de la costa peruana, sino parte del esplendor de lo que fue la cultura inca. En esta zona se halla Pachacamac, uno de los lugares sagrados más importantes antes de la llegada de los españoles.

Pachacamac, creador y fuerza que animaba a todos los seres vivos, fue la huaca (amuleto u oráculo) principal de la costa de lo que hoy es el Perú. Al lugar sagrado del mismo nombre acudían los peregrinos de aquel entonces para encontrar respuestas y solucionar problemas.

Hoy, el visitante descubre en este sitio arqueológico la magnificencia de un mundo que debió ser fascinante. "Sipán", perro peruano sin pelo (raza oriunda de mi país) que vive en Pachacamac, sugiere con sus caninas maneras aquel esplendor de antaño.

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